-Diabolic, Ganador Absoluto de La Ruta de la Sal Versión Barcelona, en una edición atípica en la que la flota de Barcelona no pudo navegar a Ibiza.
-Bandido, de José Carlos Otamendi, Vencedor en Tiempo Real.
-Tras 48 horas de espera hasta poder salir de puerto, las condiciones meteorológicas obligaron a establecer un recorrido alternativo frente a las costas de Garraf.
El miércoles 27 de marzo todos los participantes pasaron por registro para el control documental y para recoger la bolsa del capitán con las camisetas de La Ruta de la Sal. En la reunión de patrones Enric Agud, meteorólogo de la prueba dio todos los detalles sobre el parte para la regata. El ambiente festivo en la cena para todas las tripulaciones poco hacía pensar en las complicaciones que estaban por venir al día siguiente, ya que, a lo largo de todo el jueves 28 de marzo, día previsto para la salida, la bocana del puerto estuvo absolutamente impracticable debido al oleaje, por lo que se dictó un aplazamiento hasta el día siguiente.
Para garantizar la seguridad de la flota y asegurarse de que este oleaje de garbí, poco habitual y excepcionalmente fuerte en esta ocasión, no hubiera taponado el canal de salida, el capitán del puerto ordenó, a primera hora de la mañana, que se realizaran unas mediciones de profundidad que arrojaron datos alarmantes: el temporal podría haber acumulado hasta un metro de arena en el canal. Consciente de que esta posible reducción de la profundidad en bocana, unida a la persistencia de cierto oleaje, podría suponer un peligro, especialmente para los barcos de calado superior a 2 metros (50% de la flota), el capitán del puerto emitió un aviso informando del riesgo con la recomendación expresa de no salir ni entrar del puerto hasta que las condiciones mejoraran y se pudieran tomar mediciones más fiables.
El comité de regatas, que no podía, en ninguno de los casos, desoír la recomendación en materia de seguridad emitida por el capitán del puerto, se veía obligado a dictar un nuevo aplazamiento para el día siguiente. Se acumulaban ya 36 horas de espera, sobre las 72 previstos en el Anuncio de Regatas.
Se organizó una reunión de patrones con Fernando Monferrer, contramaestre primero de Port Ginesta y Andrés Oliva, director de regata, flanqueado por Vicens Domench y Magalí Colomer, oficiales de regata. Se dieron todas las explicaciones oportunas sobre el riesgo de seguridad en la bocana. También se comunicó que, si al día siguiente, la mejora de las condiciones en bocana permitían salir de puerto para dar la salida de la regata, el comité se vería obligado a aplicar un cambio de recorrido debido al aviso de temporal de fuerza 7 emitido por la AEMET para la noche del sábado que imposibilitaba a todas luces navegar hasta Ibiza y obligaba a que el recorrido alternativo fuera corto para tener garantías de que los barcos podrían finalizarlo con el tiempo suficiente para regresar y estar seguros en sus puertos en el momento en el que entrara el temporal.
Tanto para los regatistas, como para el comité de regatas suponía una pena enorme asumir la idea de que este año no se podría navegar hasta Ibiza. En cualquier caso, el director de regata, se mantuvo fiel al espíritu de La Ruta de la Sal instaurado por Pepe Farres: ¡sacar los barcos al agua, hacerlos navegar! Así, aunque resultaba evidente que una Ruta de la Sal sin llegada a Ibiza es difícil de concebir y que un recorrido de apenas 20 millas poco tiene que ver con navegar 140 millas en mar abierto, la dirección de regata primó la idea de promover la navegación en cualquiera de los casos, aunque el formato y el recorrido de la regata no fuera el inicialmente deseado. El comité se atuvo estrictamente a lo establecido en el
Anuncio y las Instrucciones de Regata que establecen de forma clara tanto la opción de aplazar hasta 72 horas la salida, como la de modificar el recorrido por motivos de seguridad, cuya justificación, visto el aviso de temporal emitido por la AEMET, no dejaba lugar a dudas.
Al día siguiente, a las 8:00h de la mañana, llegó la deseada noticia, tras mediciones realizadas con más precisión, gracias a la mejoría del estado de la mar, el Capitán del puerto enviaba mensaje al comité de regatas: “La flota puede salir. La mar ha bajado y el canal está abierto con sondas que rondan los 3,00 metros”
El comité reaccionaba rápido presentando a las 9 de la mañana, un nuevo aviso en el tablón oficial de anuncios con todos los detalles del nuevo recorrido, y así, finalmente, tras 48 horas de espera, a las 11:30h del sábado 30 de octubre, mientras en Sant Antoni de Portmany se organizaba ya la rueda de prensa de los ganadores de la versión Denia, se daba finalmente la salida a esta atípica versión Barcelona. Con 15 barcos tomando la salida, ciertamente la participación fue mucho menor de la habitual debido a las circunstancias excepcionales.
La salida de la regata se dio con viento SO de unos 6 nudos de intensidad, unas condiciones que se mantuvieron estables a lo largo del día. Los barcos navegaron de ceñida hasta doblar la boya de observación meteorológica frente a Vilanova i la Geltrú para regresar con vientos portantes y cruzar la línea de llegada frente a Port Ginesta.
El primero en hacerlo fue el Bandido, Dehler 44 de Juan Carlos Otamendi, de Port Ginesta, que cruzó la línea a las 14:47:13. Algo más de 3 horas de navegación que sabían a gloria tras la larga espera y que le hacían merecedor del triunfo en tiempo real y del premio del ancla Rocna. Los de Otamendi se alzaban al mismo tiempo con la victoria en la categoría ORC 1 en la que se agrupan los barcos de mayor eslora.
Por su parte, el Diabolic, Sun Fast 35 de Glenn de Brower, compitiendo por el Royal Belgium Sailing Club, se alzó con la victoria absoluta. Los belgas con base en el Club Marítimo de Torredembarra, que competían A2, con Glenn de Brower como patrón y Michel Lefebre, como co-patrón, son un equipo experimentado que ya se alzó con la victoria del Circuito de Regatas de Altura en 2021. Su excelente rendimiento les hacía también merecedores de la victoria en la categoría A2, en la clase ORC 4, reservado a los barcos de menor eslora y del Trofeo Jeanneau.
El propio Bandido, ocupaba la segunda plaza del pódium de la general absoluta, mientras que la tercera posición la conseguía el Suhail, un Malbec 360, barco escuela de MasNavega, que compite por el Club de Mar del Port Olímpic, patroneado por Xavier Mas, que, a su vez, se alzaba con la victoria en la categoría ORC 3 y en la categoría GlobeSailor para barcos escuela y charter.
Por su parte, el equipo A2 del YRCUS, un Grand Soleil 43 con base en Port Ginesta, patroneado por Tania Beliavskaia y co-patroneado por Yuri Onoprienko, se hacía con la victoria en la categoría Salina, reservado a barcos patroneados por una mujer y con un 50% de tripulación femenina.
El Trofeo de la Real Asamblea de Capitanes de Yate recayó en manos de la capitana Annya Crane, del Rateta.
Tras cruzar la línea de llegada, la mayoría de los barcos pusieron rumbo a su puerto base para buscar refugio antes de la entrada del temporal que había impedido lanzar la flota hacia Ibiza. Se ponía así el cierre a una edición absolutamente excepcional, que gracias a la tenacidad del comité de regatas y a la paciencia de los propios regatistas, finalmente se había podido celebrar superando todos los impedimentos y dificultades que la borrasca Nelson había traído consigo. Un colofón muy en la línea del espíritu de La Ruta de la Sal: más allá de todas las dificultades, en cuanto exista la más mínima oportunidad la opción está clara: ¡salir a navegar! La organización fue capaz de desdoblarse para, de forma simultánea, atender todo el protocolo de la Versión Denia, que seguía el programa establecido en Ibiza y organizar, paralelamente, la regata de recorrido alternativo para la Versión Barcelona.
Aún así, y dada la excepcionalidad de la situación en la que los barcos regresaban a sus puertos tras cruzar la línea de llegada, el comité informó a los regatistas que en fecha cercana a convenir se organizaría la ceremonia de entrega de trofeos en Barcelona para celebrar los triunfos de los ganadores y compensar con una fiesta por todo lo alto el pesar compartido por la organización y por toda la flota de no haber podido navegar hasta Ibiza.